Oración Santa Paulina del Corazón de Jesús para pedir protección
Oración Santa Paulina del Corazón de Jesús. Oh, Paulina del Corazón Agonizante de Jesús, escucha nuestra súplica en este momento de tribulación. Tú, que conociste el sufrimiento y la aflicción, sé nuestro amparo en la defensa de los más débiles de nuestra sociedad.
Con humildad y devoción, te pedimos que guíes nuestros pasos en la protección de los desamparados y marginados. Que tu ejemplo de entrega y compasión inspire en nosotros un corazón generoso y dispuesto a servir sin reservas.
Encomendamos a tu intercesión a aquellos que están siendo víctimas de injusticia y opresión. Protégeles con tu manto de amor y fortaléceles en su lucha por la dignidad y los derechos humanos.
Danos la valentía para alzar la voz contra toda forma de abuso y explotación, y la sabiduría para promover un mundo donde reine la justicia y la solidaridad, donde todos seamos felices y en paz. Mi santa adorada, danos la paz.
Que tu presencia amorosa nos acompañe en cada paso que demos en favor de los más necesitados, y que podamos ser instrumentos de paz y reconciliación en un mundo herido por el egoísmo y la indiferencia.
Te imploramos, oh Paulina, que intercedas ante el trono de la gracia divina en favor de todos aquellos que claman por ayuda y consuelo. Que tu protección maternal sea para ellos un bálsamo de esperanza y un escudo contra el mal.
Amén.
Paulina del Corazón Agonizante de Jesús
También conocida como Santa Paulina del Corazón Agonizante de Jesús, fue una religiosa italiana que vivió en el siglo XIX. Nació el 16 de enero de 1865 en Italia con el nombre de Amabile Visintainer. Fundó la Congregación de las Hermanas Misioneras de San Carlos Borromeo, conocidas como las Hermanas Paulinas, dedicadas a la atención de los enfermos y necesitados.
Paulina se destacó por su profunda devoción al Corazón Agonizante de Jesús, una devoción que se centraba en la contemplación del sufrimiento de Cristo en la cruz como fuente de amor y redención. Esta devoción la llevó a dedicar su vida al servicio de los más necesitados, especialmente de los enfermos y moribundos.
Fue canonizada por el Papa Juan Pablo II el 19 de mayo de 2002, convirtiéndose en la primera santa brasileña. Su vida y obra continúan siendo un ejemplo de amor, entrega y servicio hacia los más débiles y necesitados, y es venerada por muchos fieles católicos en todo el mundo.