Santa Justa y Rufina Oración para que el negocio sea rentable
Santa Justa y Rufina Oración para que el negocio sea rentable. Oh, Santa Justa y Rufina, protectoras amorosas de los trabajadores y artesanos, os busco con fervor en busca de vuestra gracia divina. En este momento de necesidad, imploro vuestra guía y asistencia para elevar los ingresos de mi negocio.
Pido alcanzar la prosperidad que tanto anhelo. Que vuestra luz celestial ilumine mi sendero, otorgándome la sabiduría y discernimiento necesario para tomar decisiones acertadas. Permitid que cada paso que dé esté impregnado de vuestra bendición.
Que permitas así que mi empresa florezca y prospere abundantemente. Confiando en vuestra inmensa compasión, os ruego que protejáis mi negocio y a todos sus trabajadores. Cubridnos con vuestro manto poderoso, guardándonos de toda adversidad.
Que no exista ningún obstáculo que pueda la barrera de nuestro camino hacia el éxito financiero. Santa Justa y Rufina, testigos de la laboriosidad y la perseverancia, escuchad mi plegaria y fortaleced mi determinación para alcanzar nuevas alturas económicas.
Dadme la fuerza interior para superar cualquier desafío y la fe para mantener la esperanza en tiempos difíciles. En vuestras manos deposito el destino de mi negocio, con la seguridad de que bajo vuestro amparo, alcanzará la prosperidad anhelada.
Que cada esfuerzo y sacrificio sean recompensados abundantemente con el éxito, la estabilidad, dinero y un nivel financiero aceptable para tener una vida tranquila y en paz, junto a mi familia y seres queridos.
Amén.
Reza cada vez que vayas abrir tu negocio
Santa Justa y Rufina
Fueron dos hermanas cristianas que vivieron en la ciudad de Sevilla, en la antigua provincia romana de Hispania (actual España), durante el siglo III d.C. Se les considera mártires de la Iglesia católica.
Según la tradición cristiana, Justa y Rufina eran dos jóvenes hermanas que trabajaban como alfareras en Sevilla. Se ganaban la vida fabricando y vendiendo cerámica, pero también eran fervientes seguidoras de la fe cristiana en una época en la que el cristianismo era perseguido en el Imperio Romano.
Durante el reinado del emperador Diocleciano, que fue conocido por su persecución a los cristianos, Justa y Rufina se negaron a participar en rituales paganos, lo que las llevó a ser arrestadas y sometidas a torturas para que renunciaran a su fe. Sin embargo, permanecieron firmes en sus convicciones cristianas.
Según la tradición, fueron sometidas a diversas torturas, como la quema de sus cuerpos y el intento de hacerlas adorar a los dioses paganos. Sin embargo, se dice que resistieron valientemente hasta el final. Finalmente, fueron martirizadas en el año 287 d.C., cuando fueron ejecutadas por orden del prefecto Daciano.
Su historia y su valentía han sido recordadas a lo largo de los siglos, y hoy en día son veneradas como santas y patronas de la ciudad de Sevilla, especialmente entre los alfareros y artesanos.