San Jorge el protector oración para alejar las envidias y magias
San Jorge el protector oración para alejar las envidias y magias. Valiente guerrero, que defendiste a la princesa de la Capadocia al derrotar al feroz dragón. Te ruego humildemente que vengas en mi ayuda y me protejas de las acechanzas.
Te pido que me guardes del mal, de los peligros, las dificultades y las aflicciones. San Jorge, poderoso santo, abrígame bajo tu manto, protégeme de mis enemigos, perseguidores y de las envidias.
También de cualquier tipo de negatividad, hechizos y maleficios. Mantén mi camino despejado para que no tenga que enfrentar la maldad de mis enemigos. San Jorge, valiente guerrero, protégeme con tu escudo.
Te pido que me acompañes en mis caminos por tierra y mar, día y noche, mes tras mes, año tras año, de manera que mis enemigos no puedan verme ni oírme, y no puedan seguirme. Con tu coraje comprobado por la inspiración divina.
Sé que estaré seguro y protegido bajo tu cuidado, no caeré aunque todo esté en mi contra, no sufriré daño porque sé que me proteges con tu amor divino. Así como nuestro Salvador, Dios.
Tú, que estuviste protegido durante nueve meses en el vientre de la Virgen María, así estaré protegido bajo tu manto, con tu lanza y tu escudo delante de mí.
Amén.
Después de rezar esta oración, recita un Padre Nuestro y un Ave María.
San Jorge
Fue patrono de varias órdenes de caballería durante la Edad Media y es el santo patrón de Inglaterra, aunque no haya una conexión directa entre este país y el personaje. También es patrón de otros países, regiones y ciudades, como Rusia, Portugal, Cataluña, Aragón en España y la ciudad de Génova en Italia.
Aunque su nombre fue suprimido del santoral en 1961, la Sagrada Congregación de Ritos autorizó su conmemoración como mártir el 23 de abril. En momentos de incertidumbre y miedo, cuando nos encontramos en problemas y no sabemos qué puede suceder, recurrimos a San Jorge, valiente guerrero.
La historia de la lucha de San Jorge contra el dragón para liberar a una princesa o doncella se originó en el siglo X y ha sido interpretada como una alegoría de la victoria sobre el paganismo.
El dragón acechaba a una población pagana en Libia, y sus habitantes intentaban aplacarlo mediante sacrificios, incluso ofreciendo a la hija del rey. Después de que San Jorge derrotara al dragón, la población se convirtió al cristianismo.