Oración Virgen de la Abundancia que el dinero venga sin límites
Oración Virgen de la Abundancia que el dinero. Santísima Virgen de la Abundancia, me acerco a ti en estos momentos de dificultad, donde mi vida se ve envuelta en situaciones adversas y el sustento económico escasea. Las puertas parecen cerrarse y el dinero se hace esquivo.
En este instante, recurro a ti, Virgen de la Abundancia, para invocar tu sagrado nombre y solicitar tu valiosa ayuda. Desde tu elevado lugar celestial, te pido que abras los caminos que se han cerrado al dinero.
Santa Virgen de la Abundancia, confío en tu bondad y protección, para que el dinero fluya hacia mí. Que aquellas personas que me deben cumplan sus pagos, que mis esfuerzos en el trabajo sean recompensados y que venga prosperidad y éxito en mis negocios.
Oh dulce Madre de la Abundancia, te ruego que otorgues tu bendición y realices tus milagros en mi favor. En este día, hago mi súplica con humildad y fe, confiando en tu poderoso auxilio. Que nunca me abandones, oh Madre generosa, que mi pedido sea escuchado.
Señora mía, yo, [Tu Nombre], te honro y admiro. Me encomiendo a ti con confianza y fe, para superar mis necesidades difíciles y angustiosas. Sin embargo, aleja la fatiga, el cansancio y la pereza de mi vida, para que cada esfuerzo sea recompensado con tu bendición.
Madre de la Abundancia, aparta de mi camino la ruina, la pobreza, la envidia y las malas influencias. Rompe las barreras que obstaculizan mi bienestar y concédenos lo necesario para abrir nuestros caminos con seguridad y paz.
Virgen de la Abundancia, encomiendo a tus manos la prosperidad, la abundancia y el éxito para mi sustento económico. Agradezco tu amparo, confiando en que, bajo la protección de Dios todo poderoso, su hijo Jesús, mi vida experimente un cambio positivo.
Amén.
Rezar dos credos, un avemaría y una gloria.
Esta oración está diseñada para ser recitada durante 14 días consecutivos en las mañanas, así mismo debe ser antes de iniciar la jornada laboral.
Virgen de la abundancia
En un pequeño pueblo rodeado de campos fértiles, los habitantes veneraban a la Virgen de la Abundancia, una advocación única que combinaba la gracia de Nuestra Señora del Rosario con la generosidad de Nuestra Señora de Guadalupe.
Cuentan que, en tiempos de sequía y escasez, una humilde mujer rezó fervientemente a la Virgen de la Abundancia en busca de ayuda para su comunidad. La Virgen, con su manto de estrellas y guirnaldas de frutos, apareció en un sueño para la devota.
Le indicó que sembrara semillas de fe en los corazones de los habitantes y que, con la ayuda divina, los campos florecerían. Sin embargo, inspirados por el mensaje celestial, los lugareños cultivaron no solo la tierra y también la solidaridad y el amor entre ellos.
Por lo tanto, la abundancia regresó al pueblo, y la Virgen de la Abundancia se convirtió en un faro de esperanza y prosperidad para todos. A lo largo de los años, la devoción a la Virgen de la Abundancia se extendió, y las comunidades que buscaban bendiciones de abundancia en sus vidas acudían a ella con fe y gratitud.
Su historia se transmitió de generación en generación, recordando a todos que, con fe y amor, la abundancia divina siempre se encuentra al alcance de aquellos que buscan la intercesión de la Madre celestial.