Oración a San Benito para pedir protección. San Benito es reconocido en todo el mundo como un poderoso intercesor contra el mal, las envidias y las maldiciones que pueden acechar la vida de una persona.
Su cruz, cargada de simbolismo y fe, se ha convertido en un escudo espiritual que protege a quienes la portan o elevan una plegaria con confianza. Cuando alguien siente que fuerzas oscuras, pensamientos negativos o incluso palabras cargadas de mala intención le afectan, acudir a San Benito se vuelve una fuente de alivio y fortaleza.

La oración a San Benito
Pedir la protección de San Benito no es solo un acto de fe, sino también un recordatorio de que la luz siempre es más fuerte que cualquier sombra. A través de la oración, es posible abrir el corazón y entregar esas cargas que generan miedo, dudas o inseguridades.
Invocar su ayuda permite reforzar la fe y reconocer que ninguna maldición ni influencia negativa tiene poder sobre quien se resguarda bajo la gracia divina. Esta oración a San Benito está destinada a quienes buscan paz y desean cortar cualquier cadena de mal que intente interponerse en su vida.
Con palabras sencillas pero profundas, se eleva una súplica que limpia el camino, fortalece el espíritu y coloca un muro de luz frente a todo ataque espiritual. Con fe verdadera, cada palabra pronunciada se convierte en un escudo protector que rodea al creyente y lo mantiene firme en la esperanza.
Oración a San Benito para pedir protección
En el nombre del Padre bendito,
del Hijo amado y del Santo Espíritu,
poderosa Trinidad que me cuida,
te invoco con fe en esta vida.
Oh San Benito, santo glorioso,
protege mi alma y mi cuerpo ansioso,
guárdame siempre de todo peligro,
líbrame del mal que acecha mi camino.
Tú que venciste tentaciones crueles,
con tu fe firme y tus dones fieles,
intercede hoy ante Dios eterno,
y aleja de mí todo infierno.
Con el poder que el cielo te ha dado,
rompe cadenas que me han atado.
Disipa envidias, sombras y rencores,
haz que se extingan maldades y horrores.
Ilumina mi sendero con tu luz clara,
guíame siempre por senda sagrada,
sé mi escudo contra los ataques,
de quienes siembran maldad en sus frases.
Con tu presencia, Santo querido,
ninguna sombra tendrá dominio.
Que tu ternura y misericordia me guíen,
y las pruebas de la vida yo resista y asimile.
Hoy con humildad recibo tu amparo,
a ti me entrego, padre sagrado,
que tu bendición descienda a mi ser,
y me libre del mal por siempre.
amén.
San Benito
Conocido como Benedicto de Nursia, nació en Nursia, Italia, alrededor del año 480 d.C. Se le considera el fundador del monacato occidental y es uno de los santos más venerados en la Iglesia Católica.
Benito provenía de una familia noble, pero decidió abandonar una vida de comodidades y lujos para buscar la soledad y la contemplación espiritual. A una edad temprana, se retiró a vivir en una cueva en Subiaco, donde llevó una vida de oración, penitencia y estudio de las Escrituras.
Se cuenta que durante su tiempo en Subiaco, San Benito realizó varios milagros y atrajo a un grupo de discípulos que buscaban su guía espiritual. Finalmente, fundó doce monasterios en la región, cada uno con su propio abad y un conjunto de reglas para la vida monástica.
La obra más conocida de San Benito es la Regla de San Benito. Es un conjunto de preceptos y normas para la vida monástica que enfatizan la obediencia, la humildad, el trabajo manual y la oración. Esta regla se convirtió en la base del monacato benedictino y sigue siendo seguida por monjes y monjas en todo el mundo hasta el día de hoy.
San Benito es venerado por su sabiduría espiritual, su devoción a Dios. Su capacidad para liderar y guiar a otros en el camino de la fe. Falleció alrededor del año 547 d.C. y su festividad se celebra el 11 de julio en la Iglesia Católica.
Además de ser el patrón de Europa y el patrón principal de los monjes, San Benito también es invocado para protección contra el mal, la tentación y la enfermedad, lo que ha llevado a su popularidad en todo el mundo cristiano.